La demencia es un problema de salud pública a nivel mundial que afecta a millones de personas en todo el mundo y que se prevé que aumente en los próximos años. Por esta razón, las instituciones públicas están comenzando a tomar medidas al respecto. Tanto a nivel nacional como en las Islas Baleares se han puesto en marcha diferentes acciones dirigidas a la atención de las personas con demencia.
En el curso de estas patologías aparecen síntomas muy variados, como el déficit cognitivo, en una intensidad suficiente para perturbar las actividades habituales ocupacionales y sociales del paciente, y los síntomas psicológicos y conductuales. Este segundo grupo de síntomas se caracterizan por ser los que más angustia producen tanto a las personas con demencia como a sus cuidadores y por ser la principal causa de institucionalización, convirtiéndose en una de las dianas terapéuticas de las intervenciones no farmacológicas más importantes.
Las terapias no farmacológicas dirigidas a la mejora de la calidad de vida de las personas con demencia y de sus cuidadores, en la actualidad, parten del modelo de la atención de la persona. Dicho modelo subraya la importancia de conocer a la persona en su totalidad, no centrándose solo en la enfermedad sino en las personas de una manera holística, teniendo en cuenta su historia de vida, sus gustos y preferencias.
Las últimas investigaciones se centran en la prevención primaria, estudiando el efecto de intervenir sobre aquellos factores de riesgo identificados, que median en la aparición de la enfermedad.